La falta de unidades especializadas para el tratamiento de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) en el País Vasco obliga a muchos pacientes a desplazarse cientos de kilómetros en busca de atención. Según reportes, algunos afectados incluso se empadronan en otras comunidades para acceder a los servicios que la sanidad pública ofrece en otras regiones. El caso de Alexandra y Aitziber, que llevan años luchando contra la anorexia, pone en evidencia la gravedad de esta situación, que afecta especialmente a mujeres de mediana edad.
Aunque tradicionalmente se ha asociado la anorexia y la bulimia a adolescentes, los estudios recientes muestran que también son comunes entre mujeres adultas, un colectivo que enfrenta obstáculos adicionales para recibir tratamiento adecuado. Las familias y pacientes se ven forzados a recorrer largos trayectos, dado que el sistema sanitario vasco aún no ha implementado una unidad específica para abordar estos trastornos de forma integral.
Esta situación ha llevado a muchas personas a alzar la voz sobre la necesidad de recursos especializados en Euskadi, destacando que los TCA requieren tratamientos multidisciplinarios intensivos, algo que no siempre está disponible en las unidades psiquiátricas generales. La realidad es que sin un centro de referencia en la comunidad, los pacientes se ven obligados a salir de su entorno, lo que añade estrés y dificultades a su recuperación.